El negocio de la salud condena a muerte a miles de personas en todo el mundo. Este moderno concepto de salud es el mayor problema que no distingue países sean potencias mundiales o no. Se ha desvirtuado el origen de la medicina y su propósito, traicionando los fundamentos del juramento hipocrático. Los profesionales y voluntarios que trabajan éticamente marcan un ejemplo, pero no basta para cambiar el modelo que han impuesto las grandes corporaciones que ponen las reglas de juego. Cabe preguntarse entonces donde queda el fundamento esencial de servicio que dicta ”tendré absoluto respeto por la vida humana" cuando alcanzar la salud es cuestión casi de lujo e inaccesible a miles de personas por el hecho de ser pobres. Es necesario realizar un examen profundo, una radiografía del problema para cambiar el sistema.