Cada año emigran a estado de jalisco cientos de personas de las comunidades indígenas Huastecas, zapotecas entre otras, para trabajar en el campo, les ofrecen una vivienda para el trabajador y su familia así como un salario de cerca de 25 euros diarios, pero al llegar al lugar sin dinero y con hambre, les ofrecen un pago de dos euros diarios y para ganar más deben trabajar sus esposas e hijos, que no van a la escuela, los alimentos y vestido son vendidos por la misma empresa y comparte un cuarto de 4 metros por cuatro metros con otra familia, sin baño, cocina, luz y agua, donde viven alrededor de 20 personas; lamentablemente el sueño se rompe y llegan a lugares desconocidos hundiendo su estilo de vida en una mayor pobreza.